miércoles, 17 de noviembre de 2010

EL HIPERTEXTO Y LA LITERATURA - JAIME RODRUGUEZ

HIPERTEXTO Y LITERATURA
JAIME ALEJANDRO RODRÍGUEZ RUÍZ



ANGÉLICA MARÍA PASTOR GONZÁLEZ
LENGUA CASTELLANA V SEMESTRE





Jaime Alejandro Rodríguez es una de los máximos expertos internacionales en teoría y creación digital, describe la relación entre el hipertexto y la literatura como “una batalla por el signo en tiempos posmodernos”; creó el ambiente cultural contemporáneo, con su flexibilidad, con su demanda de inclusión, con su nueva sensibilidad, favorece muchísimo los ejercicios creativos de participación y de solidaridad. Planteo en su libro Hipertexto y literatura: una batalla en tiempos posmodernos que las tecnologías digitales y su producto más notable: el hipertexto electrónico, irrumpen en este ambiente favorable y hacen realidad viejas reivindicaciones, viejos sueños (por lo demás visualizados desde la literatura misma), promoviendo el surgimiento de nuevas expresiones y de nuevas experiencias estéticas y cognitivas. Las tecnologías digitales (llamadas por otros tecnologías de la recombinación), hacen viable ese ejercicio creativo solidario, ese viejo reclamo: destruir la distancia entre escritor y lector, entre creador y espectador, algo que difícilmente logra el libro.

Como ya demostraba Bajtín (1982) la obra literaria es un producto cultural capaz de reproducir las fuerzas activas de un determinado momento social y propone una lectura dialógica.  La teoría de la recepción nos propone una concepción de la lectura que recupera al lector como agente activo en la comunicación literaria y suscita una reflexión necesaria en torno a la figura del autor. La obra se recompone en una multiplicidad de voces y circula ofreciendo infinitas posibilidades de interpretación de modo que la noción tradicional de autor como único regulador en la creación y significados queda reconstruido. La identidad de la autoría se desdibuja y el texto deja de identificarse con su autor. El hipertexto, con sus redes de enlaces,  permite superar las jerarquías de lo impreso. Es un sistema abierto, que permite desplazar la responsabilidad de decisión al destinatario y así construir sus propios caminos de lectura  según sus intereses. El texto tiene un principio y un final; el hipertexto no, sino que se crea en cada lectura de acuerdo a los recorridos que elija el lector.
Teniendo en cuenta la noción de hipertexto, su existencia en el ámbito de la Literatura, el rol de los escrilectores, y como marco el concepto de Cibercultura, podemos afirmar que el hipertexto moviliza los tradicionales conceptos de la teoría literaria, e incluso en el ámbito de la enseñanza cuestiona el lugar del llamado análisis de texto, de sus criterios, de sus elementos ,planteando una interrogante acerca de qué es y cómo se enseña la Literatura, la conveniencia de la metodología de análisis textual para los textos tradicionales y el abordaje a los hipertextos en permanente cambio y movimiento. Convengamos que los enlaces electrónicos del hipertexto, nos recuerdan la intertextualidad, ya que el orden de un texto genera en sí otras estructuras basadas en otras previamente existentes. Este hecho tiene consecuencias en la valoración estética, ya que convierte al relato en un mosaico creativo e intercultural también a través del tiempo.

Por lo expuesto, este intenta ser un texto de divulgación y un disparador para la reflexión acerca del escenario y de los protagonistas de la creación literaria, así como del enfoque de su "enseñanza". Hemos visto como el hipertexto constituye una posibilidad democratizadora, constructiva, comparativa, colaborativa, que involucra la iniciativa, está basada en el intercambio colectivo, y en la acción particular que moviliza las estrategias y las competencias de cada uno en aras de la comunicación, la tolerancia y el respeto a la diversidad. De esta forma nos compromete en una nueva perspectiva, revolucionaria, si se quiere, en lo referente a los géneros literarios, al rol de los escrilectores, al de los críticos y al de los profesores, entre otros involucrados.

Por otra parte la discusión sobre el hipertexto puede inscribirse en la dinámica de las distintas escrituras de la posmodernidad: la escritura de la resistencia, la escritura de la esperanza, la escritura del saber o de la crisis. Algunas posiciones pueden ser situadas dentro de la resistencia a la modernidad, algunas otras cuadran mejor dentro de un marco de la crisis y otras reflejan extraordinariamente sus planteamientos si se las ubica en el marco de le esperanza por un mundo mejor. Pero el hipertexto puede ser apreciado también como objeto posmoderno: en relación con las reconfiguraciones propuestas para describir las propiedades y potencias del hipertexto, éste termina ofreciendo varias de las características del arte posmoderno: promoción de la participación del lector (doble productividad), dispersión de la autoría del texto, descentración, totalidad no decidida, despreocupación por la forma. Así es como resulta posible afirmar que al abrir el texto a la participación efectiva del lector, sus límites y al extender las posibilidades narrativas, el hipertexto de ficción puede llegar a ser considerado como un objeto de arte posmoderno. Un objeto que, potenciado, podría garantizar la extensión de las dimensiones políticas e ideológicas de una estética posmoderna.
El hipertexto participa sobre todo de la actitud de deconstrucción de las jerarquías.
De otro Lado, es posible, también, comprender el propósito de la novela hipertextual de superar esa "incapacidad" estructural que le impidió a la novela tradicional liberarse de su dependencia del sujeto del discurso, como una recuperación de orígenes carnavalescos: en  la práctica hipertextual no sólo resulta posible, sino necesario invertir el orden jerárquico de la expresión, vencer la separación entre escritor y lector y remplazar esa distancia artificiosa por un contacto libre, espontáneo, por un nuevo modo de relación, y también abrirse a lo que normalmente está prohibido o impedido por la expresión tradicional, basada en la forma libro. El hipertexto, en ese sentido, aproxima, reúne, democratiza; destrona la dimensión monológica y se abre a una dialogía ya no tanto representada, como real, extendida y viable. Además, el hipertexto, en la medida en que su lugar de desarrollo y dinámica es la red electrónica, garantiza también ese lugar público y abierto propio del carnaval, con lo que aproxima su propia práctica a lo popular y familiar.

Pero el hipertexto también puede ser apreciado  como la tradición por el rechazo a lo institucional, a la idea de sistema, por el clima de libertad absoluta que patrocina, por el pentecostés permanente que promueve, el hipertexto bien puede ser valorado como un objeto de arte anarquista. Las facilidades del hipertexto podrían ser apreciadas como una especie de lógica extendida de un lado, su natural apertura favorece los actos de libertad consciente, de otro, su forma,  permite el establecimiento de relaciones inagotables y, finalmente, la elaboración de una forma no está forzada por ninguna prescripción. Pero, además, sus propiedades reivindican la generación del pensamiento no lineal (asociado a la creatividad), y la suspensión de un pensamiento jerárquico, lineal  en favor de un proceder no lineal y nómada. Todo esto hace que el hipertexto pueda proclamar un poder democratizador de la escritura.
Se comprende que una de las tareas urgentes de los intelectuales que han decidido prestar atención al fenómeno hipertextual consista en denunciar cualquier intento de oportunismo y en demandar la participación en las dinámicas de construcción de las nuevas reglas de juego.
No porque su práctica sea defectuosa ahora, y evidencie contradicciones y hasta genere profundas segregaciones, podemos dejar en manos del interés privado el futuro de una herramienta que, si bien no se encuentra a punto todavía, ha demostrado el poder de convocación y de uso que otros artefactos no habían mostrado en años. Su aplicación y también la lógica de su “sistema de pensamiento” pueden ser aprovechados para acercar los viejos sueños a nuevas realidades; pero también podrían degenerar en aparatos de manipulación y degradación de la conciencia y el ser humanos, tal como ha sucedido, en ámbitos como la televisión.

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